Se conocieron en marzo e iniciaron su romance con absoluta discreción. Hace 15 dÃÂas el se conmovió al escuchar que serán papás.
Con cierto rubor, ella contó que algunas noches trepaba a un árbol de su jardÃÂn y que, encaramada en una de sus ramas bajas, miraba al cielo y por fin sentÃÂa paz. El no quiso evitar una sonrisa al escucharla, de chico solÃÂa escalar árboles hasta ese punto donde la adrenalina comulga con el vertigo. Tampoco fingió sorpresa cuando ella enumeró sus pasiones: naturaleza, bellas artes y música. De alguna manera, desde que cruzaron el primer saludo, el habÃÂa adivinado que esa mujer de entusiasmo infatigable podÃÂa llegar a ser en su vida algo más que una interlocutora ocasional.
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