Con poca amabilidad y mucha firmeza, el taxista detuvo la marcha en una esquina del centro porteño, a pocas cuadras de haber iniciado el viaje. "Le voy a pedir que se baje", le dijo sin rodeos a un academico mexicano que se encuentra de visita en la Argentina. Vino en representación del gobierno de su paÃÂs para participar de la preparación de los festejos por el Bicentenario. Quedó perplejo. Apenas habÃÂa intercambiado unas palabras con el conductor cuando este descubrió su tonada y le preguntó si era mexicano y cuánto tiempo hacÃÂa que estaba en el paÃÂs. Despues, le pidió (le ordenó) que se bajara.
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